jueves, 31 de enero de 2013

¿Qué son los valores?

¿Para qué nos sirven los valores? Para guiar nuestra conducta.

Los valores están conformados por aquellas cuestiones que para nosotros son importantes. ¿Qué es lo más importante para ti en tu vida?

Si vivimos la vida conforme a ellos, tendremos una vida plena, feliz. De lo contrario, el sufrimiento hará acto de presencia.

Un cambio de valores es un cambio profundo en nuestra identidad. Es posible que os venga a la cabeza una famosa frase de Groucho Marx “Estos son mis principios, si no le gustan tengo otros”. No es a eso a lo que me refería en mi artículo “la evolución forma parte de nuestra naturaleza”. Para explicarlo, utilizaré un ejemplo sencillo:

Elijamos dos valores, por ejemplo, “Pertenencia a un grupo” e “Independencia”.

Ahora, hagamos un viaje en el tiempo. Recordemos cuando teníamos 16 años. Ambos valores formaban parte de nosotros y configuraban nuestra identidad. En aquel momento, el sentimiento de pertenencia a un grupo, probablemente, tuviera más importancia para nosotros que el sentimiento de independencia.

La pertenencia a un grupo determinaba nuestra indumentaria, la música que escuchábamos, los sitios que frecuentábamos, el tiempo que pasábamos con cada uno de nuestros amigos, etc. Todo esto te definía como persona en aquel momento.

Por otro lado, la independencia también formaba parte de nosotros. La deseabas con mayor o menor intensidad. Esto también forjaba tu carácter, podía ser más o menos rebelde, más o menos estudioso, trabajador, etc. En definitiva, más o menos cada una de las cosas que considerabas te ayudaba a ser más independiente, tanto en aquel momento, como en el futuro.

¿Qué ocurre ahora con esos dos valores? Ambos siguen formando parte de ti, pero ¿dirías que tienen la misma prioridad el uno sobre el otro? Probablemente, con 40 años veas las cosas de otro modo. Puede que el sentimiento de pertenencia a un grupo no marque tanto tu identidad, no defina tu indumentaria, la música que escuchas, etc., sin embargo, el sentimiento de independencia puede que esté algo más arraigado en ti.

¿Es así?

Esto mismo puede ocurrir con otros valores que, en un momento determinado nos sirvieron, pero ahora ya no nos ayudan. Puede, incluso, que no nos hayamos dado cuenta y que no nos permitan evolucionar.


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lunes, 21 de enero de 2013

La evolución forma parte de nuestra naturaleza.


Hemos llegado hasta aquí a través de la evolución de las especies, ¿qué nos hace pensar que este proceso ha terminado?
                      
Toda evolución implica un cambio. Un cambio para adaptarnos a las nuevas condiciones del entorno y nuestras circunstancias. El entorno es algo dinámico. No estático. ¿Qué nos impide cuestionar nuestra forma de pensar y nuestra forma de actuar? Puede que lo que fuera adecuado en un momento determinado ya no lo sea tanto ahora. Ese cambio puede ser de identidad, de valores, creencias, capacidades, comportamientos, incluso podemos cambiar nuestro entorno inmediato. Todos ellos cambios profundos, que revelan nuestro verdadero ser. Quienes queremos ser.

Para evolucionar, tenemos que dejar salir al "alma", conocer su visión para nosotros, su misión. Sin embargo, la mayoría de las veces actuamos guiados por el "ego".

Es el ego quien toma las riendas de nuestra vida sin que nos demos cuenta. El ego busca la seguridad y la supervivencia y está dotado de algunas creencias limitantes. Al ego no le gustan demasiado los cambios, la incertidumbre que los rodea. El miedo alimenta al ego y eso determina nuestro comportamiento. El ego busca la sociabilidad, la necesidad de ser aceptado. Dicha necesitad tiene un matiz excluyente, el que no es mi amigo es mi enemigo (¿de verdad?, ¿TODOS los que no son tus amigos son tus enemigos?...). El ego también busca ser un experto, sobresalir, ser el mejor.

Para buscar la transformación debemos dar rienda suelta a la curiosidad, al alquimista que todos llevamos dentro, dotados de flexibilidad e independencia.

Ese alquimista nos proporcionará claridad, optimismo, paciencia. Nos hará predicar con el ejemplo, aportar valor a los demás. Todo ello nos pondrá en contacto con nuestra parte visionaria y alcanzaremos el equilibrio entre ego y alma que nos llevará a la plenitud. A la felicidad. Al éxito.

Cuando estás en contacto con tu esencia, fluyes, estás en tu zona de excelencia, desde ahí se produce tu evolución. ¿Qué necesitas? Salir de la zona de confort. Ser consciente de tus pensamientos, de tus emociones, de tus comportamientos. Muchas veces vivimos en el pasado, incluso en el futuro, y eso impide que vivamos el aquí y el ahora, y no disfrutemos del momento. Vive el presente aprendiendo del pasado y creando tu futuro.

Cuando somos conscientes de lo que pensamos, de lo que sentimos y de cómo nos comportamos es cuando llegamos a conocernos de verdad. Conociéndonos de verdad, podemos ser  coherentes. Coherentes con nuestra esencia y eso nos dará la felicidad. Llegaremos a alinearnos con nuestro propósito.

Todo cambio implica flexibilidad. Cuando somos conscientes, podemos ser más flexibles.

Te animo a que alcances la mejor versión de ti mismo. No dejes que tu ego se alimente por la crisis, por los miedos, y te impida evolucionar. Ahora, más que nunca, son tiempos de cambio. Empieza por hacer caso a tu intuición.

Como dijo Einstein: “Tan sólo la intuición, al igual que en la relación que se establece entre dos amantes, es capaz de permitir un conocimiento más allá de cualquier evaluación lógica”.


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