martes, 31 de marzo de 2015

¿Quién lo va a hacer por ti?

Si no confías en ti mismo, ¿quién lo va a hacer por ti?

Si no te respetas a ti mismo, ¿quién lo va a hacer por ti?

Si no te quieres a ti mismo, ¿quién lo va a hacer por ti?

Estamos hablando de tu autoestima. Tómate el tiempo que necesites para responder y/o para descubrirlo de ahora en adelante.

¿Qué necesitas para confiar en ti?

¿Qué te ayuda a sentirte más fuerte, más seguro de ti mismo?

¿Qué te ayuda a sentirte a la altura de las circunstancias?

¿Qué hace que te respetes a ti mismo? ¿Y a los demás?

Cuando te sientes seguro de ti mismo, ¿qué estás haciendo?

¿En qué momentos sientes que te apoyas a ti mismo?

¿En qué situaciones sientes que la gente te entiende?

¿Cuándo te interesas por ti mismo?

¿Quién sientes que se preocupa por ti?

Empezaremos por el respeto, a ti mismo y a los demás. Fíjate en que cuando te sientes satisfecho por algo que has hecho generalmente es porque te sientes valorado y respetado, fundamentalmente por el juez que llevas dentro, sin importarte tanto lo que opinen los demás.

Sentirse  valorado comienza, sin duda, por uno mismo, y eso, entre otras cosas, va a depender de tus habilidades para responder correctamente a las diferentes situaciones que se te presentan. Tus creencias tienen un papel protagonista a la hora de mostrar y desarrollar esas habilidades.

Seguro que has oído hablar de la asertividad, pero ¿de qué manera te puede ayudar la asertividad a mejorar tu autoestima?

Según Olga Castanyer en “La asertividad, expresión de una sana autoestima”, asertividad es la capacidad de autoafirmar los propios derechos, sin dejarse manipular y sin manipular a los demás.

Para poder trabajarla es necesario identificar correctamente cuál es el obstáculo que nos está impidiendo expresarnos como quisiéramos y cuáles son los elementos circunstanciales que rodean dicho obstáculo y contribuyen a ponernos la zancadilla.

La asertividad se manifiesta tanto verbal como no verbalmente.

Verbalmente estos son los aspectos en los que puedes empezarte a fijar:

·    Cómo manifiestas tu propia opinión en una situación determinada.

· Cómo expresas un razonamiento para explicar/justificar tu opinión, sentimientos o necesidades.

·  Cómo pones de manifiesto la presencia de un problema que consideras debe ser solucionado.

·     Cómo pides algo cuando es necesario.

·     Cómo pides aclaraciones si tienes dudas sobre algo.

·     Cómo expresas emociones como gratitud, afecto, admiración…

·     Cómo expresas emociones como insatisfacción, dolor, desconcierto…

¿Lo haces como te gustaría? ¿Qué puedes mejorar para la próxima vez?

Cuando nos comunicamos de forma asertiva, las manifestaciones no verbales están en consonancia con el contenido verbal. Nos referimos, por ejemplo a la postura, la expresión facial y la entonación que adoptamos bien cuando hablamos, bien cuando callamos. Podemos fijarnos en:

·   Cómo es nuestra mirada al interlocutor, ¿lo evitamos, lo miramos de forma directa y agresiva o simplemente mantenemos un contacto visual frecuente y relajado? En este último caso estaremos siendo asertivos.

·   Nuestra expresión facial es el espejo del alma. Muestra nuestro estado emocional, si comprendemos o no lo que está ocurriendo, nuestra actitud. ¿Es acorde con lo que quieres transmitir?

·    Nuestra postura corporal. Indicará cómo nos sentimos y cuál es nuestra actitud frente a un tema. Muy relacionada con la mirada.

·    Los gestos. Cuando nos comunicamos de forma asertiva serán desinhibidos y espontáneos.

·  Cómo transmitimos el mensaje: volumen de voz y tono en consonancia con el menaje que se quiere transmitir, sin intimidar pero con seguridad. Fluidez, claridad y velocidad adecuada.

Las personas tendemos a comportarnos de una u otra manera pero no lo hacemos siempre igual.

Somos humanos, tenemos sentimientos y somos imperfectos. A veces nos equivocamos. ¿Aprendemos de nuestros errores? He ahí la cuestión.

La conducta asertiva se aprende, es cuestión de entrenamiento, de ensayo y error. Si quieres, puedes. Si necesitas ayuda, pídela.

“Amarse a sí mismo es el comienzo de un idilio que durará toda la vida.” – Oscar Wilde.

¿Quieres que hablemos? Pídemelo aquí.