domingo, 23 de junio de 2013

In-tueri

Intuición, del latín “In-tueri”, ver en el interior.

Aparece cuando percibimos la verdad sobre algo sin explicación alguna. La esencia de las cosas. Simplemente lo sabemos, lo sentimos, algo en nuestro interior nos dice que es así. Nos sentimos iluminados, tenemos una visión clara sobre lo que queremos. Sabemos que si la seguimos nos sentiremos liberados y realizados.

Nos anima a decidir en un sentido u otro, pero no nos condiciona, no nos obliga, no nos impone. No nos hará decidir algo malo para nosotros.

No es una emoción, no es una opinión. Es más, puede que ante la elección intuitiva sintamos miedo. Miedo a hacer, miedo a arriesgarnos, al qué dirán…, pero la característica del impulso intuitivo es que, a pesar del miedo, la intuición te dice que quieres hacerlo, quieres arriesgarte, quieres experimentar.

Es una guía en nuestra conducta. El sexto sentido… “algo me dice que…”.

Según Henry Bergson (filósofo francés 1859-1941) el verdadero conocimiento de la continuidad de la vida nos lo da la intuición, gracias a la memoria que él llama pura o espiritual. La idea de proceso, de evolución, es central en el trabajo de Bergson. La evolución va de dentro a fuera, según él, siguiendo una fuerza interior, un impulso intuitivo, que hace que sucedan las cosas.
             
Para Bergson, por tanto, la intuición obedece al conocimiento que surge de la percepción que cada individuo tenga de su realidad psíquica, dependerá del tipo de experiencias reales que haya tenido. Es algo subjetivo, propio de cada individuo.

Estudios más recientes nos dicen que no sólo hay neuronas en el cerebro, sino que también se encuentran en el corazón, el intestino y los genitales…

El corazón tiene un sistema nerviosos independiente, bien desarrollado, que envía información al cerebro de forma rápida, de naturaleza intuitiva, incluso, según Howard Martin (uno de los pioneros en el estudio de la coherencia cardiaca), existiría una conexión espiritual a través del corazón.

Annie Marquier, matemática e investigadora de la conciencia, comenta en un entrevista realizada por La Vanguarda.com “…el cerebro del corazón activa en el cerebro de la cabeza centros superiores de percepción completamente nuevos que interpretan la realidad sin apoyarse en experiencias pasadas. Este nuevo circuito no pasa por las viejas memorias, su conocimiento es inmediato, instantáneo, y por ello, tienen una percepción exacta de la realidad…”. (Si quieres echarle un vistazo, puedes hacerlo aquí).

¿Cabe, entonces, interpretar que la intuición no depende de experiencias pasadas, sino que es una iluminación directa del corazón influida por su propia inteligencia independiente?

 ¿Qué te sale de dentro? Es tu corazón quien te habla, quien opina también. No olvides tenerlo en cuenta. Escucha a tu corazón.

Parece pues, que si tenemos en cuenta lo que nos dice nuestra intuición a la hora de tomar una decisión, ésta será la adecuada para nosotros.

Para estar en conexión con ella, uno de los requisitos imprescindibles es estar dispuestos a navegar en nuestro interior.

¿Qué es lo que quieres? ¿Qué es lo que te motiva? Vemos de nuevo la importancia de conocerse a uno mismo, de ser conscientes de lo que sentimos, queremos y hacemos. Descubriendo nuestra motivación y, no menos importante, aceptándola, seguro tomaremos decisiones adecuadas, decisiones que nos harán sentir bien y nos acercarán a lo que queremos.

“Probamos por medio de la lógica, pero descubrimos por medio de la intuición”. Henri Poincairé, matemático y filósofo francés.


Si quieres que hablemos, pídemelo aquí.