viernes, 31 de enero de 2014

Retroalimenación

Retroalimentación o “feedback”: echar una mirada hacia atrás para aprender, bien de forma autodidacta, bien con la ayuda de los demás, de nuestro comportamiento o rendimiento.

¿Qué necesitamos para tener un buen feedback? Información clara, concreta y concisa que nos ayude a mejorar, que haga énfasis en el comportamiento y no en el individuo. Puede incluir los aspectos a mantener, si seguimos haciéndolo así (¿qué concretamente debemos seguir haciendo así?) iremos por el buen camino. Los aspectos a mejorar, si centramos nuestra atención en ellos podremos ir definiendo unas competencias deseables para el éxito de nuestros proyectos y, para finalizar, los aspectos a eliminar, aquellos que es mejor que cambiemos por otros que nos faciliten el camino, o simplemente desechemos.

Cuando tenemos un grado de consciencia muy elevado de nosotros mismos, y del impacto que causamos en los demás, podemos hacer este ejercicio sin problema, aunque una visión externa nos puede dar otro enfoque muy enriquecedor.

En ocasiones nuestras emociones hacen que sintamos que nos comportamos de un modo determinado y, sin embargo, nuestra “puesta en escena” no está mostrando al público todo lo que nosotros creemos que ven. Si esto fuera así, tener el feedback de ese público, cliente, colega, colaborador, sería maravilloso ya que afectaría positivamente a nuestra autoestima y seguridad haciendo que nos sintamos más confiados y mostremos una mejor versión de nosotros mismos, con las consecuencias positivas que esto tendría, no sólo para nosotros sino también para nuestros receptores.

Imaginemos que es al revés, que creemos que lo estamos haciendo mejor de lo que realmente lo hacemos, ¿cuál sería aquí el beneficio de un buen feedback? Sin duda nos ayudaría a llegar al nivel que nosotros queremos tener y, de nuevo, esto tendría consecuencias favorables.

Ahora bien, ¿cómo recibimos ese feedback? Esta es una cuestión muy importante. ¿Escuchamos lo que tienen que decirnos, asimilamos el contenido e integramos aquello que  consideremos de ayuda o cerramos la mente, nos ponemos a la defensiva y empezamos a justificar nuestros actos, haciendo caso omiso de la información valiosísima que acabamos de recibir (aunque sea negativa)? ¿Lo vivimos como un regalo o como un ataque?

Que la información sea un regalo, no quiere decir que incorporemos todo aquello que nos hayan dicho, únicamente lo que esté alineado con nuestra esencia y nos ayude en el camino. El regalo consiste en un nuevo punto de vista que nos proporciona un campo de visión mayor, nuevas perspectivas que podíamos no haber tenido en cuenta. Nos ayuda a tomar conciencia y por lo tanto a aprender y a seguir evolucionando. Así pues, un buen feedback juega un papel muy importante en nuestra evolución.

¿Qué ocurre si nuestro entorno no nos da feedback? Estará limitando nuestro aprendizaje y nuestra capacidad de mejora. No obstante, conviene tener en cuenta que hay gente que no se siente cómoda haciendo este ejercicio y eso podría tener como consecuencia una información poco fiable, poco sincera.

Es importante distinguir la verborrea del feedback. Generalmente la primera hace hincapié sobre el individuo y tiende a juzgar.

¿Podemos pedir feedback? ¡Por supuesto! Haz preguntas claras, concretas y concisas sobre los comportamientos o rendimientos que quieras evaluar. Decide a quién pedirlo y ¡adelante!

“Feedback is the breakfast of champions” - Ken Blanchard.

Si quieres que hablemos, pídemelo aquí.