sábado, 30 de noviembre de 2013

El séptimo eje

Hace unos días, comiendo con unos compañeros de trabajo, fui testigo de una conversación muy interesante. El Director técnico estaba contando a su equipo de ingenieros la diferencia que, en su momento, marcó la introducción de un séptimo eje en los brazos robóticos. Aportaba un nuevo punto de torsión al brazo, lo que le permitía ser más versátil, llegar a sitios y recovecos que antes eran inalcanzables y, por lo tanto, poder realizar trabajos hasta el momento deseables pero imposibles para ese tipo de robots. Todo ello debido a su mayor flexibilidad.

¡La flexibilidad! Vemos que es importante hasta para los robots. Para nosotros no podía ser menos. Juega un papel relevante en el logro de un objetivo. En el caso del robot, suponía ser capaz de llegar a una zona concreta, para nosotros supone mayor adaptabilidad, cualidad fundamental para superar obstáculos en el camino.

La adaptabilidad a las nuevas condiciones que puedan surgir nos permitirá gestionar el cambio con mayores posibilidades de éxito, si además tenemos en cuenta que, como alguien dijo alguna vez, la única constante es el cambio, se convierte en una cualidad necesaria.

La flexibilidad evita la ruptura y permite ir hacia atrás para volver a avanzar, lo cual aporta mayor solidez (paradójicamente). Al ir hacia atrás, en este caso, podemos tener una nueva perspectiva que nos aporte mayor información, nueva luz sobre el territorio en el que queremos avanzar.

Alguien hace muchos años me dijo: “Marian, yo no doy un paso atrás ni para coger impulso”. ¿Tú tampoco lo darías? En aquel momento sentí que conseguir lo que ambos buscábamos chocaba conmigo, con mis valores fundamentales. Podía haber permanecido impasible y seguir avanzando hacia el abismo, haciendo caso omiso de lo que mi intuición me estaba diciendo, sin embargo, di un paso atrás para poder apartarme de ese camino y dejar que ese tren pasara de largo. La flexibilidad, en ese caso, me permitió dudar de mi misma, de si realmente quería lo que pensaba que quería, y me ayudó a tomar una decisión en contra de lo que deseaba hasta ese momento.

La flexibilidad te abre la mente, te aporta nuevas perspectivas que enriquecen tu campo de visión, te da libertad y te predispone al cambio. En definitiva, te ayuda a seguir evolucionando gracias al aprendizaje que te brinda.

Como en muchas de las cosas importantes de la vida, lo adecuado es encontrar el equilibrio. ¿Quieres aportar un rayo de luz a tu camino?


“Si decides ser flexible, te quitarás un enorme peso de encima al ver que nada está predeterminado y que puedes ser el último juez de tu conducta”- Walter Riso (Doctor en psicología, Magíster en Bioética y Especialista en Terapia Cognitiva).

Si quieres que hablemos, pídemelo aquí.