Hace
unos días, comiendo con unos compañeros de trabajo, fui testigo de una
conversación muy interesante. El Director técnico estaba contando a su equipo
de ingenieros la diferencia que, en su momento, marcó la introducción de un
séptimo eje en los brazos robóticos. Aportaba un nuevo punto de torsión al
brazo, lo que le permitía ser más versátil, llegar a sitios y recovecos que
antes eran inalcanzables y, por lo tanto, poder realizar trabajos hasta el
momento deseables pero imposibles para ese tipo de robots. Todo ello debido a
su mayor flexibilidad.
¡La
flexibilidad! Vemos que es importante hasta para los robots. Para nosotros no
podía ser menos. Juega un papel relevante en el logro de un objetivo. En el
caso del robot, suponía ser capaz de llegar a una zona concreta, para nosotros
supone mayor adaptabilidad, cualidad fundamental para superar obstáculos en el
camino.
La
adaptabilidad a las nuevas condiciones que puedan surgir nos permitirá
gestionar el cambio con mayores posibilidades de éxito, si además tenemos en
cuenta que, como alguien dijo alguna vez, la única constante es el cambio,
se convierte en una cualidad necesaria.
La
flexibilidad evita la ruptura y permite ir hacia atrás para volver a avanzar,
lo cual aporta mayor solidez (paradójicamente). Al ir hacia atrás, en este
caso, podemos tener una nueva perspectiva que nos aporte mayor información,
nueva luz sobre el territorio en el que queremos avanzar.
Alguien
hace muchos años me dijo: “Marian, yo no doy un paso atrás ni para coger
impulso”. ¿Tú tampoco lo darías? En aquel momento sentí que conseguir lo
que ambos buscábamos chocaba conmigo, con mis valores fundamentales. Podía
haber permanecido impasible y seguir avanzando hacia el abismo, haciendo caso
omiso de lo que mi intuición me estaba diciendo, sin embargo, di un paso atrás
para poder apartarme de ese camino y dejar que ese tren pasara de largo. La
flexibilidad, en ese caso, me permitió dudar de mi misma, de si realmente
quería lo que pensaba que quería, y me ayudó a tomar una decisión en contra de
lo que deseaba hasta ese momento.
La
flexibilidad te abre la mente, te aporta nuevas perspectivas que enriquecen tu
campo de visión, te da libertad y te predispone al cambio. En definitiva, te
ayuda a seguir evolucionando gracias al aprendizaje que te brinda.
Como
en muchas de las cosas importantes de la vida, lo adecuado es encontrar el
equilibrio. ¿Quieres aportar un rayo de luz a tu camino?
“Si
decides ser flexible, te quitarás un enorme peso de encima al ver que nada está
predeterminado y que puedes ser el último juez de tu conducta”- Walter Riso (Doctor en psicología, Magíster
en Bioética y Especialista en Terapia Cognitiva).
Si quieres que hablemos, pídemelo aquí.
Si quieres que hablemos, pídemelo aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario