Experiencias


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Este espacio está dedicado a todas aquellas personas que, habiendo tenido algún proceso de coaching conmigo, han querido colaborar contándonos su experiencia. A todos ellos, GRACIAS por compartir. 

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Martes, 19 de Noviembre de 2013:


He de reconocer que cuando comencé este proceso tan personal, mis expectativas no eran buenas, y no tenía mucha confianza en que este camino me fuera a ayudar a lograr lo que deseaba.
En realidad, la falta de confianza era para conmigo  mismo, y siendo sincero, si alguien me hubiera dicho hace no mucho tiempo atrás, que hoy iba a encontrarme en el punto en el que estoy, no le hubiera creído, ni por asomo.
Son muchos los aspectos positivos, que he recibido de esta experiencia, con la que, entre otras cosas, he llegado a conocerme mejor a mi mismo. Sin lugar a dudas una de las más gratificantes, ha sido descubrir que mis capacidades van mucho más allá, de lo que yo mismo creía.
En realidad, este proceso ha supuesto para mi mucho más que alcanzar un objetivo concreto, es un punto de inflexión, un cambio permanente en la forma de entender y afrontar futuros retos, con un prisma totalmente diferente, desde la ilusión y el optimismo, sabiendo que es tan sólo el principio de un camino que acaba de comenzar.




Aprovecho la ocasión para recomendar una canción que significa mucho para mí: Drive” de Incubus. 

A veces siento el miedo de la incertidumbre tan claramente,
y no puedo evitar preguntarme cuanto más dejaré que el miedo tome el rumbo y me dirija.
me ha conducido antes, y al parecer tiene un vago y persistente clamor,
pero últimamente empiezo a pensar que debería ser yo quien este tras el volante…”

“…Sea lo que sea que me traiga el mañana,
ahí estaré esperando, con los ojos y los brazos abiertos,
sea lo que sea que me traiga el mañana,
ahí estaré. “

Mil gracias Marian por acompañarme en este camino, por creer en mí, por ser fuente inagotable de motivación.


B.T. Administrativo, 35 años. NAVARRA.




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Domingo, 3 de Noviembre de 2013:


Sentada en la terraza, mi rincón favorito de la casa, observo cómo una abeja despistada entra en nuestro hogar.
Sigo con la vista sus movimientos, trata de volver al exterior a toda costa, pero fracasa una y otra vez en su empeño. En su intento de huida choca repetidamente contra la parte baja del ventanal, rebotando continuamente. Se mueve siempre en el mismo plano, golpeando su cuerpo contra la superficie transparente. La visión de la calle le engaña, no ceja en su empeño… observo sus movimientos embelesada durante largos minutos, finalmente decido ayudarle a buscar su propia salida. Consigue volar libremente.

Viendo a la abeja, pienso en la vida… ¡cuántas veces nos enfrentamos a las cosas como lo hemos hecho siempre... sin ser conscientes de lo que nos está pasando, de cómo nos sentimos, son tantas las veces que reaccionamos de manera automática a los acontecimientos  cometiendo los mismos errores una y otra vez!

Fue de una manera casual como conocí a Marian. En la primera sesión y tras profundizar en mi vida me ayudó a descubrir una motivación que me estimulase: “Yo quería bajar peso” (y quería bajarlo para una fecha señalada). Sesión a sesión, con su ayuda, fui buscando los pasos que podía seguir para conseguir mi objetivo. El proceso se centró en hacer cambios en mi estilo de vida y en demostrarme a mi misma que podía hacerlos y disfrutar de ellos.
En el proceso de coaching descubrí que no era mi momento para conseguir lo que me había propuesto, me presionaba a mi misma con las fechas impidiéndome avanzar, creo que por eso no bajé el número de kilos planificado, pero hice grandes aprendizajes sobre mi misma en el proceso.

Aprendí a ser consciente de lo que me pasa, a darme tiempos, a cultivar mi estado de tranquilidad. A desprenderme de muchas obligaciones autoimpuestas que no son tales, a diferenciar lo imprescindible de lo prescindible, a ser más flexible con las personas a las que quiero y conmigo misma, a controlar la imagen que proyecto de mi misma al exterior… Empecé a ser consciente de aquellas cosas que me hacen sentir bien y aprendí a potenciarlas. Me reafirmé en la importancia de quererse a una misma. Impulsé el no responsabilizarme de las cosas de los demás, es una fuente de presión que resulta agotadora. Aprendí a tomarme la vida con más tranquilidad y a mandarme mensajes positivos que me ayuden a avanzar.

Todos estos aprendizajes los aplico diariamente y me ayudan a ver todo desde otro prisma, ahora me siento más relajada, más feliz.  Y con este sentimiento hace varias semanas que he retomado el trabajo realizado y ahora estoy haciendo deporte y comiendo saludablemente. Me siento con fuerzas renovadas y sé qué es lo que quiero hacer.

Al igual que esa abeja “atrapada” en un espacio extraño necesita una ayuda para encontrar su propia salida, las personas en muchos momentos de nuestras vidas necesitamos ayuda para saber qué es lo realmente importante para nosotros, para descubrir nuestras propias capacidades para resolver nuestras dificultades, en definitiva, necesitamos contar con la colaboración de una persona que nos facilite el camino del cambio.


Z.B. 31 años. Profesora. NAVARRA