¿Con
cuál te identificas?, ¿cuál tiene mayor peso en ti?
Todos
tenemos esas tres facetas, sólo tenemos que recordar en qué momentos damos
rienda suelta a una u otra.
¿Qué
ocurre cuando sale el soñador?
Tu imaginación no tiene límites, estás lleno de energía, puedes con todo,
cualquier reto es asequible, te imaginas consiguiéndolo y disfrutas de esa
visión. Una visión generalmente a largo plazo. Piensas a lo grande y se te
ocurren diferentes alternativas. Te conviertes en una criatura totalmente
creativa. Sientes el poder.
Fíjate
en tu postura, ¿cómo es en esos momentos de ensoñación? Seguramente tu mirada
se dirigirá hacia arriba, perdida en el más allá, traspasando fronteras para
conquistar nuevos territorios. Tienes afán de expansión, de crecimiento y tu
cuerpo así lo manifiesta. Eres grande y poderoso.
El
realista. Este quiere que
seas práctico. Te dice: “muy bien, eso es lo que quieres, puedes conseguirlo,
¿cómo vas a hacerlo?”. Este enfoque hace que te centres en los pequeños pasos
que debes dar, en ir definiendo el plan de acción a llevar a cabo en el corto
plazo. Sigues mirando al futuro, pero un futuro más inmediato.
En
este caso estás más sereno, más reflexivo y pensativo. Analizas la realidad que
te rodea y el nuevo campo a explorar, te informas, buscas, exploras el
territorio. Sientes la acción, pero con los pies en la tierra.
Ahora
llega el crítico, el aguafiestas… Quién no se ha sentido así alguna vez
y quién no ha tenido que lidiar con alguno en ciertas ocasiones… Aquí se
cuestiona todo, se ven los problemas por encima de lo demás, cada obstáculo es
el foco. Aparecen los “peros”… Sin
embargo, su función es advertir de los problemas para que puedas ocuparte de
ellos. ¡Qué bien que los hayas visto ahora!, ¿verdad?
En
un principio puedes llegar a sentirte arrugado, pequeño, desmotivado. ¡Cuántos
problemas que no había previsto! El gesto más común es el de acariciar la
barbilla, tocarte la cara ladeando la cabeza… ¿qué haces tú cuando interpretas
este papel?
Como
en tantas otras cosas, el equilibro es lo adecuado, las tres facetas son
necesarias si quieres avanzar, si quieres cambiar, si quieres conseguir tus
retos, si quieres evolucionar.
¿Qué
sería cada uno de ellos sin los demás? Voy a aprovechar lo que nos dice Robert
Dilts:
Un
soñador sin un realista y un crítico es eso: un soñador. (Seguro
que alguna vez hemos escuchado eso de “eres un flipao”…, por supuesto nos lo
dice un crítico, puede que incluso un realista).
Un
realista sin un soñador y un crítico sería un robot.
Un
crítico sin un soñador y un realista es el típico aguafiestas.
Un
soñador y un realista sin un crítico son un departamento de
Investigación y Desarrollo: producen muchos prototipos, pero sin los
criterios de calidad necesarios para tener éxito.
Un
realista y un crítico sin un soñador son una burocracia…
Un
soñador y un crítico sin un realista son una montaña rusa
maníaco-depresiva.
¿Os
habéis fijado? Cada uno tiene su función:
El
soñador ayuda a concebir nuevas ideas y nuevos retos.
El
realista ayuda a concretar esas ideas, a planificar.
El
crítico nos da la calidad del resultado. ¡La excelencia!
¿Hay
alguna faceta que quieras potenciar?
“Para
crear lo fantástico, primero debemos entender lo real”- Walt Disney.
Si quieres que hablemos, pídemelo aquí.
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