Retroalimentación
o “feedback”: echar una mirada hacia atrás para aprender, bien de forma
autodidacta, bien con la ayuda de los demás, de nuestro comportamiento o
rendimiento.
¿Qué
necesitamos para tener un buen feedback? Información clara, concreta y concisa que
nos ayude a mejorar, que haga énfasis en el comportamiento y no en el individuo.
Puede incluir los aspectos a mantener, si seguimos haciéndolo así (¿qué
concretamente debemos seguir haciendo así?) iremos por el buen camino. Los aspectos
a mejorar, si centramos nuestra atención en ellos podremos ir definiendo
unas competencias deseables para el éxito de nuestros proyectos y, para
finalizar, los aspectos a eliminar, aquellos que es mejor que cambiemos
por otros que nos faciliten el camino, o simplemente desechemos.
Cuando
tenemos un grado de consciencia muy elevado de nosotros mismos, y del impacto
que causamos en los demás, podemos hacer este ejercicio sin problema, aunque
una visión externa nos puede dar otro enfoque muy enriquecedor.
En
ocasiones nuestras emociones hacen que sintamos que nos comportamos de un modo
determinado y, sin embargo, nuestra “puesta en escena” no está mostrando al
público todo lo que nosotros creemos que ven. Si esto fuera así, tener el
feedback de ese público, cliente, colega, colaborador, sería maravilloso ya que
afectaría positivamente a nuestra autoestima y seguridad haciendo que nos
sintamos más confiados y mostremos una mejor versión de nosotros mismos, con
las consecuencias positivas que esto tendría, no sólo para nosotros sino
también para nuestros receptores.
Imaginemos
que es al revés, que creemos que lo estamos haciendo mejor de lo que realmente
lo hacemos, ¿cuál sería aquí el beneficio de un buen feedback? Sin duda nos
ayudaría a llegar al nivel que nosotros queremos tener y, de nuevo, esto
tendría consecuencias favorables.
Ahora
bien, ¿cómo recibimos ese feedback? Esta es una cuestión muy importante. ¿Escuchamos
lo que tienen que decirnos, asimilamos el contenido e integramos aquello
que consideremos de ayuda o cerramos la
mente, nos ponemos a la defensiva y empezamos a justificar nuestros actos,
haciendo caso omiso de la información valiosísima que acabamos de recibir
(aunque sea negativa)? ¿Lo vivimos como un regalo o como un ataque?
Que
la información sea un regalo, no quiere decir que incorporemos todo aquello que
nos hayan dicho, únicamente lo que esté alineado con nuestra esencia y nos
ayude en el camino. El regalo consiste en un nuevo punto de vista que nos
proporciona un campo de visión mayor, nuevas perspectivas que podíamos no haber
tenido en cuenta. Nos ayuda a tomar conciencia y por lo tanto a aprender y a
seguir evolucionando. Así pues, un buen feedback juega un papel muy importante
en nuestra evolución.
¿Qué
ocurre si nuestro entorno no nos da feedback? Estará limitando nuestro
aprendizaje y nuestra capacidad de mejora. No obstante, conviene tener en
cuenta que hay gente que no se siente cómoda haciendo este ejercicio y eso
podría tener como consecuencia una información poco fiable, poco sincera.
Es
importante distinguir la verborrea del feedback. Generalmente la primera hace
hincapié sobre el individuo y tiende a juzgar.
¿Podemos
pedir feedback? ¡Por supuesto! Haz preguntas claras, concretas y concisas sobre
los comportamientos o rendimientos que quieras evaluar. Decide a quién pedirlo
y ¡adelante!