Cada
uno de nosotros es un mundo en si mismo, somos lo que somos. “Yo soy así”,
habrás oído más de una vez…, “y no voy a cambiar”.
Nadie
puede cambiar a los demás, sólo cambiarán si ellos quieren hacerlo.
Según
Gregory Bateson y Robert Dilts, lo que somos está conformado por diferentes
variables como son el entorno en el que nos movemos, el comportamiento que
adoptamos, las habilidades que tenemos y desarrollamos, nuestras creencias y
valores, nuestra identidad más terrenal y nuestro aspecto transpersonal
(nuestra alma).
Todas
esas variables se interrelacionan entre sí dando como resultado lo que somos
hoy en día. Esas combinaciones son las responsables de generar personas más o
menos afines entre sí a pesar de sus diferencias.
En
ocasiones, esas diferencias son lo único que vemos en los demás. Fulanito es
tal o cual. Nos centramos en eso que nosotros consideramos un defecto y
comenzamos a juzgar cayendo en un pozo sin fondo. Nuestro discurso negativo nos
lleva a un círculo vicioso que dificulta el entendimiento y, por tanto, la
relación.
Sin
embargo, cada uno se comporta como lo hace porque tiene motivos para hacerlo,
no porque sea tal o cual. Cada uno se comporta como mejor sabe en cada
momento para satisfacer sus necesidades.
Esto,
inevitablemente, nos puede llevar a vivir diferentes conflictos a lo largo de
nuestra vida. No obstante, gracias a nuestra flexibilidad podemos evitar que se
conviertan en combates en los que sólo se gana si pierde el otro. Esa
flexibilidad nos dará la perspectiva necesaria para reconstruir la realidad,
nos aportará una visión más amplia que nos ayudará a ir más allá de las
diferencias para construir un camino de salida al conflicto, en el que ambas
partes ganen.
Por
tanto, si somos conscientes del modo en que interactuamos con los demás, de
nuestros recursos y de nuestra capacidad de decisión, podremos conseguir que un
conflicto nos aporte más de lo que en un principio pensábamos.
Si
ya estamos dentro de un gran combate, puede ser conveniente acudir a una
tercera persona que medie para desbloquear la situación.
Pero
no sólo entramos en conflicto con otras personas. En ocasiones también lo
hacemos con nosotros mismos, cuando existen contradicciones entre lo que
queremos hacer y lo que hacemos, entre lo que sentimos y lo que decidimos. En
estas ocasiones son nuestros personajes los que entran en conflicto.
La
estrategia de divide y vencerás te llevará directa al combate, sin embargo la
de unirse y cooperar te permitirá, aprovechando las fortalezas de cada uno,
construir el puente.
¿Qué
estrategia eliges tú? ¿Los guantes de boxeo o la pipa de la paz?
“Los
conflictos están en el origen de la evolución de los sistemas vivos. Es nuestra
manera de abordarlos lo que los vuelve amenazantes o fecundos, fuentes de
bloqueo, de destrucción o de evolución.” – Françoise Kourilsky.
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